10 preguntas que definirán el futuro del trabajo

Por Jeffrey Brown (Head of Tech Policy at Bertelsmann Foundation) y Stefaan Verhulst (Co-Founder and Chief Research and Development Officer of The Governance Laboratory)
En el lapso de unos pocos meses, la pandemia del COVID-19 ha urgido un replanteamiento no sólo de cómo trabajan los empleados, sino de las políticas a largo plazo para responder a interrupciones ocasionadas por la tecnología y la automatización.
Los responsables de diseñar las políticas están muy activos elaborando planes para abordar el futuro del trabajo desde las perspectivas de desigualdad, habilidades, protección social, género y el papel del trabajo humano en el siglo 21.
El futuro del trabajo pre-pandemia
Antes de la pandemia, muchos gobiernos y legisladores de políticas intentaron formular políticas sobre el futuro del trabajo con poca urgencia, creyendo que la tecnología y la automatización serían implementadas gradualmente. Pero la pandemia ha mostrado que la interrupción del trabajo y del mercado laboral pueden venir de casi cualquier dirección, no sólo a través de la tecnología y la automatización.
Aun así, los gobiernos alrededor del mundo enfrentan, en general, un conjunto de temas comunes cuando se trata de preparar a sus países para el futuro laboral. Dado que hasta el 14% de los trabajadores a nivel global pueden cambiar de ocupación para 2030, los diseñadores de políticas están preocupados, y con razón, con cómo exactamente podrán los modelos de capacitación evitar la obsolescencia de competencias.
La pandemia también ha elevado la preocupación sobre la desigualdad y la interrupción laboral en grupos específicos, lo cual ha llevado a discusiones detalladas de cómo pueden los gobiernos construir redes de seguridad social que protejan a los trabajadores, y a la vez den la bienvenida a nuevas tecnologías que mejoren la productividad y los estándares de vida de los trabajadores.
Pero en muchos casos, los legisladores enfrentan un alud de información y previsiones contradictorias que pueden llevar a la confusión y a la inacción. Incapaces de dar sentido al torrente de datos que les llegan, los diseñadores de políticas a menudo terminan preocupados por las respuestas presentadas, en lugar de reflexionar sobre las preguntas que importan.
Momento indicado, preguntas incorrectas
Si queremos diseñar “buenas” políticas en relación con el futuro del trabajo, debemos tener una discusión inclusiva y amplia sobre qué estamos tratando de resolver antes de intentar desarrollar e implementar soluciones.
Las deficiencias en nuestros procesos de formulación de políticas nos dejan mal equipados para responder a los desafíos complejos de las políticas, que van desde las pandemias hasta el cambio climático y el futuro del trabajo. Los desafíos futuros (y muchos de los actuales) exigen una reconsideración de cómo desarrollamos las políticas y buscamos respuestas a nuestros problemas públicos más molestos.
En tanto la pandemia ha catapultado a la corriente principal las preguntas relacionadas con el futuro del trabajo, todavía no contamos con un conjunto básico de soluciones que los diseñadores de políticas puedan probar. Entre las estrategias que han sido presentadas están el ingreso básico universal (UBI, por sus siglas en inglés), el incremento de la alfabetización digital y los programas de recapacitación.
Algunas de ellas, principalmente el UBI, han ganado terreno alrededor del mundo, desde Estados Unidos hasta Alemania y Kenia. No nos malinterprete: el UBI de hecho puede estar entre las soluciones de política que funcionen. Pero en las deliberaciones sobre las políticas para el futuro del trabajo, “soluciones” como el IBU suelen preceder una discusión razonada y metódica de exactamente cuáles problemas estamos tratando de resolver.
Poner la carreta delante del caballo
Las soluciones no pueden llegar antes de un claro entendimiento del problema. Lo que se requiere es que haya discusiones más fundamentales –e inclusivas– y debates de toda la sociedad que ayuden a identificar las preguntas más importantes y, de forma más general, establecer prioridades para orientar la asignación de escasos recursos.
Descubrimos que los diseñadores de políticas a menudo fallan en hacer preguntas, y con frecuencia no tienen certeza sobre las variables que constituyen la base de un problema.
Adicionalmente, pocas de las intervenciones que han sido desplegadas hacen un buen uso de los datos, un activo emergente pero subutilizado que está cada vez más disponible como resultado de la actual transformación digital. Si la sociedad civil, los grupos de expertos y otros fallan en crear el espacio para que germine una política sostenible para el futuro del trabajo, las “soluciones” sin problemas claramente planteados continuarán dictando la política.
La iniciativa de las 100 preguntas
En los últimos seis meses, el GovLab y la Fundación Bertelsmann recurrieron a más de 100 “bilingües”: profesionales de distintos campos que tienen dominio tanto de la materia como de ciencia de datos. Usamos un proceso participativo e iterativo para aprovechar el poder de la inteligencia colectiva y reunir un conjunto de preguntas que podrían ser transformadoras si se responden.
Nuestra Iniciativa de las 100 Preguntas busca interrumpir este ciclo de preocupación con respuestas que aseguren que los diseñadores de políticas estén, primero que todo, dotados de una metodología que puedan usar para hacer las preguntas correctas y, a partir de ahí, crear las soluciones correctas.
Ahora estamos lanzando las 10 preguntas principales y estamos buscando la ayuda del público a través de votación y suministro de retroalimentación sobre si ellas realmente son o no las preguntas correctas que deberíamos hacer:
Preparándonos para el futuro del trabajo
- ¿Cómo podemos determinar el valor de las habilidades relevantes para el mercado laboral del futuro, y cómo podemos aumentar el valor del trabajo humano en el Ssiglo 21?
- ¿Cuáles son los costos y beneficios económicos y sociales de modernizar los sistemas de soporte a los trabajadores y proveer a los mismos protección social en todos los contextos del empleo, pero especialmente para las mujeres y para aquellos en trabajo a tiempo parcial o informal?
- ¿Cómo afecta el uso actual de la IA la diversidad y la equidad en la fuerza laboral? ¿Cómo puede ser usada la IA para aumentar la participación de los grupos con baja representación (incluyendo mujeres, personas de raza negra, personas latinas, y comunidades de bajos ingresos)? ¿Qué aspectos/estrategias han probado ser más efectivos en la reducción de los prejuicios contra la IA?
- ¿Cómo impactan la automatización y la digitalización en la desigualdad en los ingresos? ¿Cómo pueden los trabajadores de todos los contextos beneficiarse de las innovaciones tecnológicas en el mundo laboral?
- ¿Qué factores dificultan la participación de las mujeres en la fuerza laboral? ¿Cómo impactan estas barreras en el trabajo de las mujeres en el futuro y las trayectorias de sus carreras? ¿Qué políticas o programas pueden facilitar el trabajo de las mujeres y remover las barreras para su trabajo y carreras?
- ¿Qué nuevos sistemas de educación y capacitación podrían ayudar a los trabajadores a obtener ganancias de la tecnología y la automatización?
- ¿Cómo podemos demostrar la relación entre las habilidades adquiridas y la movilidad económica? ¿Qué características de los programas de recapacitación producen resultados equitativos para los trabajadores —en todo un rango de características demográficas y profesionales— y cuál es el impacto de estos programas educativos/de capacitación y escolaridad vocacional?
- ¿Quién determina los marcos legales y de gobierno, así como las condiciones éticas, bajos los cuales se desarrollan y usan las tecnologías, y cómo podemos hacer que estas decisiones sean más democráticas? ¿Qué brechas legales deben ser identificadas y cerradas para proteger al mercado laboral y a la sociedad de cualquier efecto negativo de la tecnología? ¿Qué aspectos y prácticas de la ley internacional pueden ayudar a mitigar el impacto de la tecnología y la automatización en los trabajadores y el mercado laboral?
- ¿Cómo se ve una fuerza laboral que es resiliente a los impactos tecnológicos, financieros, de salud u otros?
- ¿En qué formas la tecnología y la automatización ampliarán o estrecharán las brechas entre las naciones desarrolladas y aquellas en vías de desarrollo? ¿Qué pasos pueden tomar los países en vías de desarrollo para aprovechar y aplicar nuevas tecnologías?
La Iniciativa de las 100 Preguntas no tiene que ver solamente con volvernos más metódicos y menos impulsados por las expresiones de moda. Más que eso, queremos dar prioridad a las preguntas que puedan orientar la creación de colaboraciones en materia de datos guiadas por un propósito, para que los diseñadores de políticas las incorporen en su propia toma de decisiones.
En tanto este proyecto ha canalizado la experiencia de 100 “bilingües”, podrían desarrollarse sistemas y prácticas futuros para hacer las preguntas correctas —y resolver las variables correctas— a escala. De hecho, en la medida en que los desafíos de las políticas se vuelven cada vez más complejos, este enfoque no parece opcional, sino necesario.