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Blog: El riesgo en contexto

El golpe de "El Niño Costero" en Perú

Por Benjamín Román Jueves, 23 Marzo 2017

El “Niño costero” es un fenómeno climático tan poco frecuente que recién los científicos lo han nombrado así. Si bien es parecido al “Fenómeno el Niño” presenta una diferencia geográfica, ya que el costero solo afecta a Perú y Ecuador, y el otro trasciende a Sudamérica. Se habría originado cuando los vientos litorales disminuyeron y dejaron entrar las aguas tibias de Centroamérica. Se caracteriza por una abrupta subida de la temperatura del mar y del ambiente en general, así como fuertes lluvias, huaicos (masa enorme de lodo y peñas que las lluvias torrenciales desprenden de las alturas de los Andes y que, al caer en los ríos, ocasionan su desbordamiento) e inundaciones.

Este fenómeno está afectando a los individuos, a sus bienes, y en general la infraestructura del Perú. Asimismo ha traído como consecuencia la muerte de algunas personas y sus animales, daños en su integridad física, y es posible que se tengan epidemias (alguna vez, en circunstancias no muy distintas, se produjo la del cólera), destrucción de viviendas, negocios, desaparición de puentes, carreteras, la incomunicación entre las poblaciones. Y como sucede en las catástrofes, surge lo mejor pero también lo peor de las personas, como saqueos y robos violentos.

Por la severidad de “El Niño costero”, algunos religiosos han pregonado el apocalipsis, y apariciones como la de una inusual nube negra gigantesca en Chiclayo hace que capten adeptos. Por otro lado, no faltan los científicos que, buscando sus cinco minutos de fama, hablan de un próximo Niño global.

Desde el punto de vista del Sector Seguros, se activan pólizas y coberturas tales como: incendio y líneas aliadas, incluyendo riesgos de la naturaleza, lluvia y/o inundación, vida, accidentes, asistencia médica, lucro cesante, robo y/o asalto, vehicular, seguros de animales, etc. Estamos en un país cuyas poblaciones se asientan deliberadamente al lado de los ríos o en los cauces tradicionales de los huaycos, un país en que el peruano no se preocupa de contar con coberturas de seguros, en algunos casos por un tema económico, pero en otros es simplemente por falta de instrucción, costumbre, o indolencia. Es nuestro deber como corredores no solo diseñar pólizas con las coberturas adecuadas, sino difundir sus beneficios para crear conciencia. Entonces, por mayores que sean las pérdidas que cause este “Niño costero”, no afectará al sector, ya que los asegurados son muy pocos, pero sí afectará al país. No es un Katrina para las aseguradoras, pero sí para los bolsillos de la nación.

Esta desgracia me hace pensar que debemos desarrollar productos innovadores. Pero no me refiero a unos parecidos a los que algunas compañías, con el apoyo de organismos internacionales, están promoviendo, como el denominado “mercado de catástrofes”. Mediante esta iniciativa, los estados pobres terminan siendo asegurados, pero con unas limitaciones tales que se puede sufrir un terrible siniestro y no recibir una indemnización por no haber pasado el grado predeterminado como crítico. Tal vez en el futuro podamos evitar  ver que los bonos que se emiten en el mercado catástrofe sean materia de especulación.

Más bien estoy pensando en que como corredores debemos acercarnos al Estado y antes de brindarles una póliza, compartir nuestro experiencia en manejo de riesgos, y lo que no se pueda controlar transferirlo a una aseguradora, que tendrá, en ese caso, no solo cubierto los bienes privados, sino las carreteras, vías férreas, puentes y en general bienes de interés público.

Respecto a nuestros clientes, ya desde el fenómeno del “Niño” anterior del 2016 (el “hermano mayor” que nos embate con cierta frecuencia) no solo contaban con pólizas adecuadas, sino que recibieron una serie de sugerencias sobre qué medidas debían adoptar para prevenir esto. Ejemplos: a) impermeabilizar techos (plásticos, calaminas, madera; b) instalar techos provisionales a dos aguas en techos planos.  Inspección y limpieza de redes de desagüe, ductos, canales y en función al posible nivel que podría alcanzar la inundación, instalar soportes o bases para proteger mercaderías (parihuelas, sacos de arena en bolsas de plástico). Bloqueo de puertas y accesos con bolsas de arena y barricadas de tierra apisonada y un largo etcétera.

Lluvias, inundaciones, desbordes de ríos, huaicos, daños colapsos de carreteras, saqueos, muertos, restricciones, reconstrucción, altas temperaturas, calentamiento son algunas de las palabras que usan los diarios y noticieros para describir el día, pero olvidan otras tan importantes como “administración de riesgos”, “pólizas de seguros” o “corredores”. Ahí es donde los profesionales de la gestión de riesgos debemos jugar un papel importante para la educación y concientización del tema.

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